Según finaliza el último informe internacional, no de un partido comunista,
sino del FMI: “la crisis económica aumentará la pobreza y la desigualdad y
reavivará las tensiones sociales”. El coronavirus no inventó la crisis política
que atraviesa América Latina pero sin dudas la llevará a niveles exponenciales.
Cuando el FMI habla de la agudización de las tensiones sociales hace clara
referencia a que las movilizaciones, huelgas, puebladas y luchas populares
contra el hambre y el ataque a las condiciones de vidas de las masas pasarán a
un primer plano en un futuro no tan lejano.
Dicho esto, existen lecturas políticas que al analizar las tendencias de
lucha popular hacen un análisis algebraico y segmentado de la realidad. Esto
es, por un lado existirían las luchas de los obreros por condiciones laborales,
por otro, luchas ecologistas en defensa del agua y el medio ambiente, por otro,
luchas antirraciales, por otro, luchas en defensa de los derechos de las
mujeres y así hasta el infinito. Pero, como se sabe, la ciencia que se dedica a
estudiar el desarrollo vivo de las sociedades
ha sido muy crítica de este método pues resulta imposible un estudio
agudo, por ejemplo, de los choques sociales que se desarrollan en Argentina, si
no se observan de conjunto todas las tendencias como parte de un mismo proceso.
Por caso ¿podrían separarse las masivas movilizaciones de lucha por el aborto
legal del de la crisis política y económica que atravesaba el país y que
llevó al regreso del FMI como digitador de la política nacional? ¿Están
separadas las masivas jornadas de junio y agosto de 2018 frente al congreso de
las jornadas de diciembre de 2017 contra la reforma jubilatoria de cambiemos?
Las condiciones de vida de las obreras no han mejorado en estos dos últimos
años. Al contrario, se deterioran al ritmo de la crisis social. Dice La Nación
(11/7/20) que “desde la Defensoría de inquilino de CABA advierten que el precio
de los alquileres es el más caro de la historia en relación a los ingresos,
pues históricamente representaron hasta un 25% y hoy representan el 50% del
promedio salarial”. Una madre que decide separarse bajo la presión de la
violencia doméstica, en caso de no recibir manutención (algo que suele suceder)
deberá gastar la mitad de su salario solamente en la mudanza. Esto, claro,
siempre y cuando cuente con los papeles de propiedad que le garanticen alquilar
y, claro, tenga un trabajo estable que pueda demostrar. Por su parte, recordando
que la pandemia sigue en crecimiento, el teletrabajo dictaminado bajo las órdenes
de las empresas deja de ser un mero recurso de auxilio y se transforme en las
más clara expresión de la doble explotación a la que se ve sometida la mujer
quien ahora desde su hogar ya no sólo se hace cargo de las tareas domésticas
sino que trabaja al mismo tiempo. Maestras de todo el país reclaman no tener
condiciones de trabajo adecuadas para el dictado de clases virtuales en el
mismo lugar donde habita el resto de su familia.
Así el reconto se vuelve infinito. Las jubiladas son abandonadas a la
desidia de pensiones mínimas de amas de casa que no alcanzan ni para los
medicamentos mientras cada vez más informes hablan de la discriminación
creciente hacia la vejez en sí misma. Larreta, por ejemplo, ha intentado
aplicar medidas fachistas de encierro a mayores de setenta años con el objetivo
de reventar la cuarentena. Se ha hablado del crecimiento de los femicidios en
cuarentena mientras el Estado responde con videos virtuales diseñados por el
ministerio de la mujer. Se pagarán en los próximos días cientos de millones de
dólares a los acreedores internacionales pero no se ha construido ni un solo refugio
para mujeres víctimas de violencia de género. La legalización del aborto no
sólo se ha pateado sino que se intenta eliminar de la agenda porque el gobierno
entiende que necesita de la iglesia y todos sus recursos de contención social
frente a la agudización de las tensiones, como dice el FMI. Peronistas,
radicales, macristas y kirchenristas festejaron el nueve de julio en unidad con
el clero católico y hasta recibieron el saludo de la pastoral evangélica. Los
une el espanto de lo que pueda pasar por abajo.
Sin embargo, sería un error afirmar que el movimiento de mujeres volverá a
la primera plana sólo por una suma infinita de reivindicaciones pues también
volverá a emerger bajo la égida de su propio desarrollo e iniciativa. Se ha
dicho hasta el cansancio que el movimiento de lucha de 2018 fue cooptado por el
Estado cuando en realidad los únicos cooptados fueron los dirigentes cuya
función desde el día cero fue cooptar al movimiento. No olvidar jamás que la
máxima movilización política de la última década la protagonizaron las mujeres
que se movilizaron el 15 de junio de 2015 denunciando al Estado nacional
dirigido por los Kirchner. “Ni una menos – El Estado es responsable”. Ya ese
mismo día las organizaciones y sindicatos K hicieron hasta lo imposible por
desviar la lucha en términos políticas pero también físicos cuando cercaron la
casa rosada para vetar el acceso a las mujeres movilizadas. Como balance de
junio del 2018 Página 12 decía (16/6/18) “La aprobación del aborto
legal, seguro y gratuito enterró, definitivamente, el “que se vayan todos” por
el “que se vengan todas””. Otra falsedad. La lucha en defensa de la libre
maternidad mostró como nunca antes en la historia argentina que los hilos de la
Nación se encontraban digitados por un grupo de senadores retrógados que sólo
hacen las veces de funcionarios del poder eclesiástico. Reforzó como nunca
antes la necesidad de que no quede ni uno solo.
La marea verde del 2018, alabada por propios y extraños, puso en jaque no
solamente a los diputados religiosos sino a todo el sistema político e incluso
sindical del país. Demostró las raíces profundas de la decadencia del capital
colocando en boca de millones y millones de obreros y estudiantes la necesidad de
una transformación radical de la sociedad. Urge la organización popular por
volver a poner todas las reivindicaciones femeninas en primera plana
aprendiendo de errores metodológicos del pasado. Por ejemplo, deben unificarse
las luchas obreras que crecen en todo el país a la lucha en defensa del aborto
legal. Como se ha dicho por ahí, en definitiva, las primeras perjudicadas por
la crisis son las hijas de las obreras y obreros que dejan sus vidas en las
fábricas. En ellas estuvo y estará la última palabra. Es la familia obrera
quien maneja la batuta de la actual crisis mundial.
El presente texto tuvo el objetivo de demostrar que la crisis social y
política reavivará con mayor profundidad al movimiento revolucionario del año
2018.
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