Barricadas, movilizaciones, enfrentamientos con carabineros y con las fuerzas militares irrumpen masivamente, otra vez, en cada rincón de Chile. Esta vez salimos a las calles enfurecidas tras la decisión del juzgado de garantía de la Ciudad de Temuco que da por finalizada la investigación contra el miembro del UDI, el partido católico y ultraconservador de Chile, denunciado por la violación de la jóven Antonia Barra quien luego de no ser escuchada por el poder judicial decidió quitarse la vida en Octubre de 2019.
Según el Primer informe de salud sexual y reproductiva de Chile entre el 2010 y el 2014 la Fiscalía Nacional registró 11.848 causas de violación a mujeres, de las cuales un 7.583 fueron archivadas provisionalmente, sólo 790 recibieron condenas definitivas, y 180 fueron absueltos. Es decir, entre estas fechas, solo un 6,66% de las causas llegaron a una condena definitiva para los imputados, y más del 64% fueron archivadas. Y estos datos, evidentemente, son solo considerando los casos de delitos sexuales que se denuncian ante el poder judicial. El caso de Antonia ha vuelto a poner en primer plano la situación de las mujeres chilenas que no es otra que la de todas las mujeres de América Latina. En México, por ejemplo, las mujeres se encuentran movilizadas de forma masiva desde hace meses enfrentando la política del presidente Manuel López Obrador que había llegado a la presidencia argumentado ser feminista. Hoy se encuentra con barricadas y movilizaciones a lo largo de todo el país.
Como en la Rusia de 1917, las mujeres seremos el puntapié para profundizar procesos revolucionarios que lleven a los obreros al poder. De esa forma ajusticiaremos a todas nuestras compañeras violadas y asesinadas. En Chile lo haremos mediante la convocatoria a una gran asamblea constituyente del pueblo.
Martina Kliejzer
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