Se suma de esta manera Rigolleau a la ola de infectados que recorre las fábricas de toda la localidad. La semana pasada la federación papelera decidió ir al paro tras confirmarse una decena de contagios en la fábrica de cartón Zucamor. El gobierno de Mussi avaló desde el día cero que todas las fábricas de Berazategui sigan funcionando, sean consideradas esenciales o no.
La novedad es que han sido los mismos trabajadores quienes han tomado la posta y convocado la asamblea en la que se exigen protocolos adecuados para el funcionamiento de la fábrica. La asamblea fue convocada contra la dirección del sindicato del vidrio que hizo lo imposible por frenarla. Los obreros paralizaron la producción durante 24 horas. En la asamblea se discutió, además, la exigencia de medidas para hacer frente al atraso laboral y ¡conquistaron un bono de treinta mil pesos! La organización obrera avanza.
En relación al COVID, hasta el día de hoy, la única medida de los hermanos Cattorini, dueños y principales accionistas, había sido tomar la temperatura en la puerta de ingreso, es decir, no poner ni la mínima atención al contagio entre los enfermos asintomáticos, siendo que esta es la marca de agua que hace crecer los contagios en todo el mundo.
Los Cattorini no pusieron un peso en cuidar la salud de los trabajadores, lo que se termina transformando, incluso, en un riesgo para sus mismas ganancias. Esto se contrapone al préstamo de mil millones (!) de pesos que se encuentran negociando con el banco BBVA (Bae Negocios 29/6/20).
Como lo hemos repetido incansablemente, exigimos el cese de toda la industria no esencial o su transformación hacia la producción de insumos para el cuidado de la salud del pueblo. La lucha obrera que avanza en Berazategui plantea la necesidad de un congreso de todos los trabajadores del distrito para discutir un plan que nos saque del colapso.
Tomás Ridel
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