Es evidente a las retinas de cualquiera la rebelión universitaria. Como un fantasma empuja a las masas a las calles. Se ocupan universidades. Se forman nuevos órganos de dirección como la asamblea cordobesa. Al igual que en todas las rebeliones populares de los últimos diez años, desde la revolución árabe hasta nuestro #NiUnaMenos, estalla en las redes sociales. La rebelión es una linea de continuidad internacional. En Chile el movimiento estudiantil batalla por conquistar la posibilidad de la clase obrera de ingresar a la universidad y ocupa facultades privadas por el aborto legal. En Nicaragua la universidad se volcó de lleno a derrotar la intervención imperialista pactada por Ortega y el FMI. En Francia, La Sorbona se revolucionó en apoyo a la clase obrera que enfrenta la reforma laboral.
Desde su asunción Mauricio Macri le declaró la guerra a la Universidad. Su primer presupuesto nacional incluyó un cero por ciento de aumento para las universidades nacionales. Intentó enfrentar una y otra vez a la docencia universitaria con paritarias de miseria. Llevó la Universidad estatal a la quiebra. Si antes exigíamos nuevos aulas con mayor capacidad para cursar, ahora pedimos que prendan la calefacción porque nos morimos de frío. Cursamos en facultades sin gas.
El FMI pretende avanzar contra la Universidad. Pactan con Macri un nuevo recorte. Preparan un plan de guerra contra la educación obrera. Entonces, ¿cómo defendemos la universidad pública? Hace falta una comprensión general del rol social de la Universidad en la Argentina capitalista.
Las grandes empresas necesitan profesionales especializados para garantizar la eficacia de sus inversiones. Para solventar gastos, recurren a convenios con los organismos estatales. Prefieren que la Universidad publica forme a sus ingenieros ahorrándose un enorme gasto. Por caso, son egresados de la Universidad de Buenos Aires las personas que dirigen las investigaciones sobre el litio en la Argentina. Este mineral representa más de dos tercios del porcentaje total de la exportación del NOA. Es el mineral que las empresas chinas y estadounidenses utilizan para las baterias del celular. Toyota es uno de los principales compradores. El CONICET y la universidaddes nacionales proveen su capacidad técnica especializada para el desarrollo productivo del país. Pero hay una trampa, ¡porque no hay ningún desarrollo! La extracción del litio forma parte del saqueo general al que la oligarquía somete a la Argentina. Vendemos litio para comprar baterias de litio. Mientras nos come la inflación, los pulpos del litio se llenan los bolsillos. Por su parte, los rectores de las universidades públicas y los dirigentes del CONICET son Ceos empresariales que se dedican a encontrar el mejor convenio económico con los pulpos imperialistas. Cuando los rectores defienden el presupuesto educativo defienden la Universidad pública. Pero defienden sus negocios y sus acuerdos con el capital internacional. Defienden sus sueldos que superan los doscientos mil pesos mensuales a costa de los mejores docentes del país trabajando de forma gratuita. En cambio, la comunidad académica defiende el derecho del pueblo argentino a educarse. Los rectores defienden la tasa de interés capitalistas. Ellos quieren marchar al Ministerio de Educación en busca de maquillar algún que otro número. Nosotros marchamos a Plaza de Mayo a denunciar el ataque del Estado contra las Universidades. El gobierno y sus rectores acuerdan con el FMI, la burguesía nacional y el imperialismo un ataque en regla contra nuestra educación.
Universidad ¿para qué?
La universidad pública funciona como una palanca de cultura para el proletariado. En la Universidad la clase obrera se educa e ingresa al mundo “civilizado” que crea la burguesía. El hijo de obreros de Temperley aprende psicoanálisis y se transforma en profesional. “Que mi hijo llegue a ser dotor” soñaban las madres obreras y anarquistas a princpios de Siglo. Defendemos la educación pública como el derecho elemental a ingresar a la especialización cultural burguesa. El hecho contradictorio lo resuelve cada clase según sus intereses. La burguesía utiliza la universidad para elevar su tasa de ganancia, la clase obrera para educarse. Educandose, la clase obrera forma los ingenieros que industrializarán la Argentina obrera y socialista, los sociólogos que revelarán las crudas estadísticas de pobreza y los artistas que harán del mundo un lugar pleno de creatividad.
La herencia reformista
En un contexto internacional de ascenso de lucha obrera el movimiento estudiantil tiene la oportunidad de poner en la agenda el problema político de la dirección de la Universidad. Fue el impulso soviético el empuje para la reforma del 18. Se ha demostrado luego de décadas de ajuste que sólo un giro en la orientación social de la Universidad puede conquistar las reivindicaciones del movimiento estudiantil. Se trata de ahora en más de diferenciar los frentes de lucha. Por un lado enfrentamos al gobierno ajustador de Macri. Por el otro a sus socios los rectores que utilizan las universidades como kioscos de posgrados. Los rectores kirchneristas tanto como los radicales han sometido a la Universidad al desfinanciamiento general, al vaciamiento educativo para poder venderlo como posgrados y a la falta de vacantes, becas o alimentos para garantizar la posbilidad de cursar. En el medio asoman los casos de corrupción que destapan las calderas . Las denuncias contra el riojano Tello Roldán desencadenaron un verdadero proceso de transformación democrática de la Universidad en el año 2013. El kirchnerismo encabezó luego el proceso de liquidación de alza del movimiento que ha emergido nuevamente y con reclamos más avanzados.
En las provincias del interior el movimiento ha tomado la iniciativa de forma independiente de rectores, gobiernos y federaciones. En la mayoría de los casos enfrenta a sus propias direcciones. El triunvirato papal que dirige la Federación cordobesa se pulverizó frente al ascenso de luchas. Son superados por un movimiento que busca un camino de organización soberano.
Está en juego la pelea por la orientación de la rebelión universitaria. En cada universidad el movimiento estudiantil debe ponerse a la cabeza de orientar a la masa de los estudiantes a educarse en una nueva concepción según la cual los estudiantes, docentes y no docentes podemos dirigir la universidad bajo nuevos estatutos. Se trata de explicar los sucesivos fracasos de los gobiernos democráticos y dictatoriales en defender la calidad de la educación pública. Se trata de denunciar que los rectores de la burguesía utilizan nuestras facultades para sus negocios y corruptelas. Luchar por ello es inseparable de la lucha general por la derrota del capital, porque no es posible la reforma definitiva de la Universidad si no es de la mano de una victoria revolucionaria de la clase obrera. En este punto, las agrupaciones históricas del movimiento estudiantil, sus partidos, sus federaciones, deben luchar por la constitución de asambleas soberanas en todas las universidades, facultades, carreras y unidades académicas. La masa de estudiantes tiene la posiblidad de comenzar a pensar un nuevo régimen universitario. La herencia de la reforma universitaria es la lucha por el presupuesto pero sobre todo por la orientación social de nuestra educación. En 2005 y 2006 la FUBA encabezó el movimiento que puso por en discusión el problema del funcionamiento antidemocrático de la Universidad dirigidaa por la minoría profesoral.
Pero a las consignas generales, se llega con la acción directa. Ahora es momento de luchar y romper el techo salarial de Macri contra los docentes. Se trata de propagandizar la orientación de la lucha a la vez que los estudiantes realizan su experiencia en las calles. La movilización masiva por la docencia será una enorme victoria contra el plan de ajuste del FMI. La experiencia en las calles demostrará una vez más la importancia de la acción directa. El primer paso es garantizar el paro docente contra el intento de la burocracia de levantar la huelga. Es necesario convocar al paro estudiantil hasta que ganen los docentes, con asambleas interclaustros que ocupen las facultades y preparen la movilización educativa más grande de la historia argentina. Construyamos la huelga general. Podemos ganar.
De ninguna manera
20 de agosto de 2018
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