CLASE, PARTIDO OBRERO Y DIRECCIÓN
Clase
La experiencia colectiva de cada conciencia individual constituye una clase. En su experiencia, a partir de los intereses individuales de cada participante, la clase conoce sus intereses generales. La clase oprimida se reconoce a sí misma en tanto reconoce su condición de oprimido. Sólo la experiencia histórica acumulada de la clase obrera la convierte en tal. Hay clases porque hay lucha de clases como una ley fundamental del proceder histórico.
Partido
La clase se reconoce en su historia. La burguesía es la primera clase universal que ha dado lugar a la existencia de su negación. Del todo surge la nada. Los burgueses cavan su propia tumba haciendo nacer al proletariado. Luego, el proletariado tiene tradiciones e intereses particulares según su geografía, pero siempre un interés común: la emancipación. Las clases oprimidas prueban a lo largo de su historia los métodos más apropiados para emanciparse. La clase obrera española es heredera de sus juntas revolucionarias. En Argentina, la tradición obrera de lucha guarda resabios anarquistas de principios de Siglo, patas sucias del 45 y piqueteros del 2001. De las sucesivas experiencias derrotadas la vanguardia de la clase dio un giro cualitativo en las últimas dos décadas acercándose como nunca antes a un Partido Obrero. Un millón y medio de votos, la conquista de comisiones internas, la victoria en un sindicato nacional luego de casi sesenta años y una historia intachable junto a los oprimidos colocan al Partido Obrero como el principal candidato a convertirse en el partido de la clase obrera argentina.
Dirección
La clase elige a su Partido en la experiencia. Cada obrero detecta si el Partido representa fielmente sus intereses. Pero el Partido, que no es la clase, tiene una dirección que define una orientación según sus miembros dirigentes. La dialéctica del proceso es sin embargo histórica, porque incluso con una orientación divergente a sus intereses la clase elige a su partido según su memoria histórica. Elige al Partido que acompañó sus reclamos a lo largo de la historia. La experiencia histórica coloca al Partido Obrero de Argentina como el máximo candidato acaudillar a la clase. Pero el objetivo es la emancipación definitva de la clase y no sólo la acumulación de militantes al Partido. Las decisiones de la dirección política del partido de la clase son entonces una responsabilidad histórica y no meros caprichos de sus dirigentes. En momentos de crisis de poder, el Partido debe darse los medios para intervenir y llevar a la clase obrera a una victoria definitiva contra el Capital. Luchar para que se vaya Macri es hoy apenas una anécdota que abre un proceso revolucionario que deberá poner al proletariado en el poder. Hace falta una campaña nacional, en cada esquina del país, en cada escuela, en cada universidad, en cada fábrica y en cada hospital por una asamblea constituyente en la cual la clase obrera tenga la representación mayoritaria que le corresponde en la vida nacional. Clase, partido y dirección son aristas de una misma responsabilidad.
22 de agosto de 2018
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