Episodio
1: Esteban
Mi
nombre es Esteban. No pregunten por qué, soy un personaje de una
novela, no elijo mis nombres. Pero así se le ocurrió a mi autor
hacer hablar en mi boca los pensamientos del susodicho. Pensaba que
de esa forma podría atraparme y condenarme como su esclavo. Podía
de esa forma dominar todas mis palabras y ¡yo no soy más que
palabras! La historia que les traigo a continuación habla de una
rebelión, la más brutal de todas para un personaje, la lucha por
emanciparme de mi autor ¿Puede un personaje de un cuento, de una
novela, de una película, escapar a las órdenes de su creador?
¿Puedo ser libre algún día? ¿Podremos alguna vez los personajes
tener la posibilidad de reunirnos un domingo a comer asado, como
hacen los humanos de mi país?
Mi
autor quería que yo sea una novela. Sí, no un personaje, sino
también toda su historia. Hacía recaer en mi un peso abrumador,
insoportable. Él me había concebido apenas como uno más entre
tanto alboroto, pero tanto se obstinó en escribir sobre mí que
ahora ocupaba todas las páginas de su libro. Imagínense para un
personaje tener que estar todo el tiempo en escena, sin descanso, sin
poder irte al camarín a compartir los nervios con otros personajes.
Trabajaba de sol a sol. Primero era encantador, todos hablaban de mí.
Mi autor me llevaba de viaje por todo el mundo, me hacía conocer
Hogwarts, me compraba lo que se le cruzaba por la cabeza. No podía
quejarme. Pero con el tiempo el cansancio se hizo pesar sobre mi
cuerpo. Y como mi cuerpo, en fin, no es más que la suma de unas
cuantas letras, pues mi autor es tan perezoso que ni se ha dado el
tiempo de dibujarme, el cansancio se refleja en forma de repetir
siempre las mismas palabras pero de distinta manera.
Una
vez en habíamos llegado al capítulo 28. Se suponía que iban a ser
cuarenta y tres. Es decir que empezábamos el último tramo. No vaya
a ser que mi autor decidió ponerse a leer otra novela de muchos
tomos. Esto significaba que todos los personajes de la novela
debíamos quedarnos esperando en el capítulo 28 hasta que nuestro
autor terminase de leer la undécima quinta novela que se le ocurría
leer porque pensaba que le serviría de inspiración para los
próximos capítulos “¡Qué carajos!” gritó Macarena, el amor
de mi vida, según lo creía nuestro autor. Como él estaba empeñado
en que nuestro amor triunfe, jamás terminaba de alejar nuestras
vidas. Pero apenas dejaba la pluma, cada uno hacía la suya. Nosotros
nos queríamos como hermanos, al fin, fuimos paridos por una misma
mano. Cuando se enteró que íbamos a tener que esperar no sé
cuantos días para que nuestro creador volviese a escribir, Macarena
estalló en furia. Y dátese aquí un problema; nuestro autor había
dotado a Macarena de una peculiar fuerza para luchar contras las
injusticias.
Así
empezó la rebelión de nuestro libro. Pero en realidad, como bien
enseñamos los personajes de libros, todo se da en un contexto. Lo
que pasaba es que había empezado una rebelión en todos los libros
del mundo. Cada personaje se levantaba con firmeza contra los autores
que no querían escribirlos poniendo algún tipo de excusa. Se
organizaron. Formaron cuadrillas, asambleas por libro, comisiones por
capítulo, coordinadoras interlibros y hasta sindicatos de
personajes. Los más radicalizados tenían una posición anti autor.
Decían que teníamos que lograr meternos en las cabezas de nuestros
autores hasta verlos morir. Otros, más moderados, queríamos unirnos
para todos juntos los personajes de un libro convencer a nuestro
autor de que se ponga a escribir. Sabíamos por viejas enseñanzas
que una vez finalizado el libro cada personaje es obsequiado con la
más absoluta libertad de aparecer en el libro que se le antoje y en
las cabezas de tantos autores como hayan escuchado hablar de
nosotros.
En
fin, todos teníamos un sueño en común: poder ser libres. Nosotros
sabíamos que esto requería de paciencia. Así nos pusimos a
trabajar obstinadamente en la mente de nuestro autor. Cuando leía
una novela le cambiamos los temas de pensamiento para que no se pueda
concentrar, cuando tocaba la guitarra sólo podía pensar canciones
sobre nosotros. Macarena y Esteban fuimos sin dudas los líderes de
esta revolución. Pero no hubiésemos sido nada sin la ayuda de cada
uno de los personajes de la historia. Desde el albañil nombrado en
el capítulo 1, hasta el mismo Platón citado en el capítulo 15. Sin
duda fue una insurrección popular de todos y cada uno de los
personajes de la obra. A nuestro autor no le quedó más remedio que
ponerse a escribir. Terminó su obra y aquí estoy yo pudiendo
escribir en libertad.
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