El resultado de las PASO domingueras para los militantes del PO ha sido un balde de agua fría. Todos debemos sentirlo de esa manera, en el sentido de que se ha despilfarrado un capital político sin antecedentes históricos recientes en la Argentina. Nunca una central obrera había desarrollado de forma tan profunda su orientación política como la CTA puntana. De las elecciones de 2013 había surgido, también - es verdad - la candidatura de Del Caño. El ascenso provincial de Del Caño, sin embargo, fue apuntalado por la dirección del 2013, por un ascenso de nuestra dirección, de agitación y consignas claras.
La crisis del PJ jugó en la izquierda, esto también es cierto. El 2014, los punteros recorrían los barrios con nuestras consignas cuando tuvimos la posibilidad de pelear el primer lugar en el Deliberante de la Capital. Pero las movilizaciones por el agua y las huelgas docentes habían roto todo equilibrio. Fue la misma la crisis de la burocracia del SUTE y la victoria provincial de la multicolor. Una tradición política provincial entera viraba hacia nuestros planteos.
Del 2015 en adelante, toda la política del comité mendocino ha sido nefasta, sobre todo, carente de iniciativa. En silencio, porque ni si quiera tuvo política propia en su mejor momento posible, Da Vila se plegó al comité central del Partido en defensa de un negocio. El marxismo había enseñado durante dos siglos que la mercancía era un fetiche pero los mendocinos nuestros hicieron del fetiche una mercancía. Pusieron en venta el caudal electoral a cambio de prebendas. Siempre plegado a las iniciativas porteñas, el cordobés De Vila, así como toda su vida le había dado la espalda al estudio, también le dio la espalda de forma declarada a la CTA. Mandó por celular la orden de votar en contra del paro docente en apoyo a la salud con veinte días de huelgas.
Sin jamás haber propiciado piquetes, Da Vila se convirtió en el primer piquetero. A la cabeza de todos los frentes políticos posible del "desarrollo social", desarmó todos los círculos del Partido Obrero en reemplazo de lo que él denomina Polo Obrero. Pero el Polo Obrero mendocino es un armado artificial con dinero desviado de planes sociales. La dirección del Partido Obrero juega esa política con fuego en el momento en que el propio Sebastián Copello fue apresado en Jujuy. Los "dirigentes" provinciales - no es el caso de Da Vila ni de Copelo, que ni si quiera son trabajadores - son entregados en bandeja por un aparato que se resguarda caminando desde Mitre 2162 a los cafés del Centro y luego a la Legislatura.
Comentarios
Publicar un comentario