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Según la agencia estatal de
noticias Télam, el ministerio de seguridad dirigido por Sabrina Frederic
informó públicamente que Sebastián Romero se encontraba hace dos años
“prófugo de la justicia” ya que pesaba sobre él “una orden de captura
internacional por lesiones en agresión, intimidación pública y atentado contra
la autoridad, éste último por haber sido cometido a mano armada y por una
reunión de tres personas”. No se citan los artículos de estas causas, no se dan
pruebas y sobre todo se da información fuera de contexto. En la movilización en
la que fotografiaron a Sebastián, estaba repleto de compañeros de la ministra
que fueron reprimidos al igual que todo el resto de los asistentes. Más allá de
los infiltrados de Bullrich, nadie tomó la ofensiva, todos nos defendimos de los gases que hasta la propia Policía se vio obligada a dejar de tirar. Es más,
los reemplazaron por piedras y le sacaron un ojo a un obrero gráfico que se
movilizó a defender su jubilación.
La causa de Sebastián Romero ha quedado a cargo del juez Canicoba Corral, quien acaba de ser denunciado por recepción de sobresueldos de la SIDE. Fue famoso en los noventa por estar entre los nombres que el propio Menem recomendó servilleta mediante como uno de los jueces más confiables de la Argentina. También se hizo reconocido en la prensa internacional porque la embajada norteamericana conocía sus fallos sobre la causa AMIA antes de ser declarados. En diciembre de 2017, Donald Trump declaraba ante el mundo reconocer a Jerusalén como la capital del Estado de Israel. Hace unos días, la legisladora Claudia Neira del Frente de Todos celebró a viva voz que a partir de ahora en la Capital pueda ser legalmente interpretado como antisemita toda crítica al gobierno israelí.
Siendo martes treinta de junio,
no existe medio que no informe la máxima caída económica en la historia.
Comerciantes, productores y hasta financistas van a la quiebra. La Nación
llama permanentemente a rebelarse contra el gobierno que nos lleva al colapso,
pero defiende la cárcel para quienes salieron a luchar. Falsos libertarios.
Cuando salgan a romper la cuarentena deberán enfrentar a la policía ¿Tendrán el
mismo criterio que para con Sebastián?
Todas las clases sociales de
Argentina deben sacar una conclusión: los únicos que se tomaron con seriedad
real la pandemia fueron los obreros. Mientras el gobierno reabría fábricas
amigas, los trabajadores organizaban sus propios protocolos. El lector debería
observar atentamente el plan de vuelta al trabajo presentado por el Sindicato
del Neumático de la Argentina, allí con lujo de detalles se le propone a la
empresa cuál es la forma en que debería funcionar la fábrica. Mientras Berni
cerraba barrios, los obreros consultaban a especialistas.
Sebastián Romero,
trabajador automotriz despedido en marzo de 2017 por ser opositor a Ricardo Pignaneli, Antonio Caló y Hugo Moyano, que en diciembre marchó para defender el salario de
los jubilados, debe estar en libertad.
Maximiliano Laplagne
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